Hemos regresado después de estar por varias horas en el Parque Ecológico Chipínque, debo decir que el paseo fue ligero, a comparación de las pocas veces
que he salido a campo (jeje), y bueno, fue divertido, encontré varios insectos, quilópodos, aves, mamíferos, en fin, detallemos.
En cuanto llegamos al parque, lo primero que pensamos fue en irnos a La Meseta, lo que en la practica resultó ser que ibamos a la Brecha del Chile, entonces, recorriamos los senderos, hubo partes en donde ibamos subiendo, y otras que bajabamos, debo decir que mi familia no estaba muy acostumbrada a caminar por senderos y caminos elevados, por lo que, a veces teniamos que hacer pausas para que descansaran, por otra parte tenía el entusiasmo de encontrar insectos, y... más insectos (je), no tardé mucho en encontrar un coleoptero negro, de la familia Tenebrionidae.
Más adelante levanté una roca y me encontré con un alacrán negro-pardusco, no sé a qué familia pertenesca, pero era muy pequeño, de solo 1 cm de largo (incluyendo la cola), se lo mostré a mi madre, y luego a mi padre, despues lo volví a dejar en su lugar. Más tarde levanté otra roca y esta vez me encontré con otro alacrán de la familia Vejovidae, media aproximadamente 3.5 cm. de largo (incluyendo la cola), debo decir que a pesar de su
tamaño, era muy veloz, apenas lo podía ver, cuando volvió a meterse a su agujero, entonces dejé la roca y seguí a mi familia.
Llegamos a lo que parecia ser la parada, había 3 caminos a donde tomar, con 7 destinos, empezamos a decidir a cual ir, hasta que mi hermana se le ocurrió
ir a Brecha del Chile, todos estuvimos de acuerdo y emprendimos nuevamente la caminata hacia ese destino. En el transcurso vimos como cambió la flora,
de ser un bosque de encino-conífera, a bosque de coníferas con herbazales, muchos de los cuales tenian flores blancas, otras color rosada y otras con color amarillo, lo que me extrañaba de todo eso, era que no había polinizadores, sobre todo insectos, era demasiado raro, ya que había muchas flores pero no había muchos insectos, salvo moscas de las flores, abejas invasoras (apis melifera), y uno que otro vespido.
Después de 5 minutos de estar en ese camino, mis padres encontraron varias chachalacas, detrás de la maleza, se podía escuchar su característico canto, en cuanto llegué lo que alcancé apreciar fue la cola, y una parte del cuerpo, el resto se habian metido en lo profundo de la maleza.
En mi busqueda de los insectos, quise levantar un tronco en estado de putrefacción, al hacerlo no me habia percatado que a lado de ese tronco habia una hierba mala, lo toqué con mi meñique e inmediatamente sentí como si me hubiera quemado el dedo con el sartén aunque solo fue un rozón, los químicos de esa hierba si que son duraderos, aun cuando estoy tecleando este texto siento el meñique como si me diera "toques".
El resto del camino fue encontrar otro coleoptero de la familia tenebrionidae, lo tomé y saqué una foto de el.
Familia: Tenebrionidae
Genero: zopherus
Especie: nodulosus nodulosus
Otra cosa que veiamos era el paisaje, podiamos ver como la mancha urbana de Monterrey se extiende con los años, como las casas de los acaudalados
se van afianzando en los cerros vecinos, y como la tecnología llega hasta las cimas de estos, lo que nos da una idea de lo ambiciosa que es la especie humana, y que, si seguimos sobrepasando esa brecha, algún dia la "naturaleza" nos cobrará la factura.
Luego de estar por horas caminando, finalmente decidimos parar ya que el medio dia se avecinaba, y a mi familia no le agrada el sol de la tarde, por lo que
decidimos regresar. En nuestro regreso iba levantando rocas, lo que también me extrañaba era que no encontraba insectos, rara vez encontraba hormigas rojas,
cucarachas, y hasta una pupa de polilla, solo que eran muy pocas esas veces (encima que no podía tomarles fotos, ya que tenia una camara de celular, y bueno, no se aprecian nada bien si se toman en modo macro). Entonces levanto otra roca y me encuentro con un cienpies de tierra (Geophilomorpha) de 11 cm de largo, nunca había visto uno de ese tamaño, era amarillo, de cabeza y antenas rojas, su último segmento (incluyendo las ultimas patas) también eran rojas, era un poco rápido, quise tomarle una foto pero se escondio, pero el hecho de que haya encontrado uno de ese tamaño me motivo a seguir buscando debajo de las rocas, y curiosamente despues de tres rocas vacías, encontré una escolopendra de 10 cm., era genial, por primera vez encontraba una de ese tamaño, y solo debajo de una roca, vaya, con la velocidad de un rayo saqué mi celular y le tomé una foto (para mi desgracia esta salio borrosa, no la ví hasta verla en el ordenador), la escolopendra no parecía moverse, y vaya que era muy bonita, cada terminación de sus segmentos era de color azul (como si fueran anillos), sus patas eran azules; su cabeza, antenas y el último segmento (incluyendo
las patas traseras) eran rojas, era un ejemplar muy bello, y ganas tenia de agarrarla, pero se empezó a mover y se escondió entre el pasto, y antes de que
pudiera esconderse logre tocarla, pensé que tenian la piel dura, pero es más suave de lo que pensé, tiene la consistencia de una oruga, y bueno, se escondió
totalmente y deje la roca en su lugar, el resto del camino fue de charlar un poco sobre el parque, las casas del fondo, yo veía los árboles, con la vaga esperanza de encontrar un mántido.
Y con esto puedo decir que el paseo en el Parque Ecológico Chipinque estuvo muy bien, dandome algunos detalles que desconocía, más la cantidad de gente
que acude a ese parque, y bueno, con esto termino el comunicado, saludos.